Allá por un 14 de abril, Víctor Abad, más conocido por su canal de YouTube F1InfoYT, por el que ha recibido el apodo de Efeuno, me contactó. Anteriormente yo había colaborado con él en una especie de podcast que emitió en su canal pero, en esta ocasión, el asunto de su mensaje era muy diferente. Víctor, cuyo canal es un compendio de vídeos informativos y humorísticos, había tomado la decisión de realizar y publicar en su canal un documental que recogiese todas las aportaciones que España había realizado a
Mentiría si dijera que no fui escéptico al principio. Aunque
Víctor tiene un talento innegable a la hora de hacer vídeos, meterse en
semejante empresa era un percal de cuidado. No solo había que recopilar
información en grandes cantidades para poder contrastar el contenido, si no que el
material audiovisual y la edición necesarias no eran moco de pavo. También hay
que decirlo: quizá su concepto inicial era un pelín demasiado ambicioso en sus objetivos finales, o al
menos así lo vi, y éramos consciente de que las imágenes de FOM en YouTube son
un asunto peliagudo... Pero la idea era fabulosa. No recordaba haber leído ni
visto un proyecto similar, y si quedaba bien, podía suponer un archivo de gran valor didáctico e informativo para quienes desconocieran la labor de nuestro país en la Fórmula
1 antes de 2003. Y lo más importante: el proyecto no tendría ningún tipo de monetización activada: sería literalmente por amor al arte. Con todo ello en mente, le animé a desarrollarlo.
LA GESTACIÓN
Durante el primer mes y medio, ejercí una labor de
consultor. Mientras Víctor recababa la información por su cuenta y redactaba un
primer borrador de guión, me iba pasando algunos fragmentos. Avanzó a buen
nivel, y ya había llegado a los 90 en mayo. A principios de junio, surgió la
oportunidad de trabajar de forma conjunta en el guión, vía Skype, en lo que en
principio era una labor de pura revisión gramatical y estilística, procurando
añadir cosas interesantes o relevantes que se hubiesen obviado. Al final, el
guión fue remodelado y parcialmente reestructurado, en gran parte, para
favorecer al producto final, siempre usando como referencia el texto base de Víctor y con su total aprobación.
Incluso con la llegada de los siempre complicados meses de
verano, en los que el tiempo libre se emplea en actividades más orientadas a la
recreación, la cosa fue viento en popa, no sin atravesar algunos bloqueos en
forma de contraste de la información (que, en casos como el de Jarama 1970 o
Jerez 1997, podía llevar horas) o formas de introducir hechos relevantes sin
hacerlo demasiado pesado para el espectador. Tras descartar la idea de las
entrevistas por falta de medios y afrontar una amplia labor de adelgazamiento
del denso bloque de los años 2000, el trabajo de guión concluyó a mediados
de agosto, cuando inicialmente Víctor pensaba lanzar el documental en julio.
Obviamente, allá por abril no sabía a qué se enfrentaba.
Mi labor concluyó aquí. A partir de ese momento, era el
mencionado YouTuber quien debía continuar la ya iniciada y ardua labor de descargar, descargar
y descargar, para después editar, editar y editar. Las tres primeras décadas
eran difíciles por escasez de imágenes; las tres siguientes, por exceso. El
producto, aún así, fue tomando forma. Los primeros avances eran muy
prometedores, y la premiére privada de la primera media hora, a finales de
julio, había levantado unas opiniones increíblemente positivas entre el selecto
grupo de personas, entre el que se encontraban profesionales del motor y personas con conocimientos de la época, que pudieron verla. No es para menos: el trabajo
de Víctor con la edición ha sido descomunal. Planos escogidos con gusto,
imágenes y vídeos muy ilustrativos, algunos de ellos bastante raros de
encontrar, un metraje cuidado y una selección musical a la altura dentro de las
limitaciones por derechos, aunque le llevase horas de búsqueda entre las bibliotecas musicales a su disposición.
Curiosamente, el mayor obstáculo de todos fue encontrar unas imágenes de 2012; en concreto, videos en pista de Pedro Martínez de la Rosa en su andadura en HRT, gracias a la política
de la FOM de
enfocar a los equipos de la parte baja cada vez que pasa el cometa Halley. Una
semana de búsqueda y descargas para apenas un minuto de video. El 9 de octubre,
el video quedó terminado, a falta de pequeños detalles técnicos. Víctor lo
tenía todo pensado: premiere final el martes 11 y publicación el viernes
14 a las 19:00, justo seis meses después de que surgiese la idea. De nuevo, la opinión del
reducido grupo que pudo ver el trabajo final fue unánime. Resulta muy poco
humilde que yo diga algo así de un proyecto en el que he participado, pero
tenía la impresión de estar ante una obra imprescindible para cualquier fan de la Fórmula 1. Quedaba poco
para que el gran proyecto viera la luz...
EL 'ABORTO'
Pero con la iglesia hemos topao. En este caso, la FOM , el órgano encargado de
controlar todos los derechos audiovisuales de la Fórmula 1 en todos los
campos imaginables. A pesar de que el video había sido publicado en privado, y
de que absolutamente nadie más que los que tenían el link podían verlo, este
organismo remarcó varios tramos del video y lo bloqueó. Dichos tramos no tenían
nada de especial que los diferenciase del resto del documental, podrían haber
marcado otros perfectamente, pero fueron esos. Y fuimos conscientes del
problema. A pesar de que al principio del documental queda totalmente claro que
es una labor sin ánimo de lucro, cuyo uso está amparado en las leyes del
copyright, YouTube ejerció de brazo ejecutor sobre algo que apenas estuvo
subido unas tres horas. No había nada que hacer al respecto.
Se valoraron otras opciones, pero todas fueron en vano. A
pesar de los eternos tiempos de subida, ninguna web de alojamiento de video
ofrece las facilidades a la hora de subir un video de hora y media que da YouTube,
en especial en lo que se refiere al procesamiento del mismo, y las que sí lo
permiten hacían imposible poder comprobar la opinión y el ‘feedback’ de quienes
lo viesen. Callejón sin salida: la publicación del documental fue retrasada
‘sine die’, y así permanece a día de hoy. Por suerte, surgieron opciones
alternativas, aunque mucho menos inmediatas, en las que se sigue trabajando
para poder ofrecer el documental públicamente, y se espera que, en menos de un mes, se pueda distribuir públicamente.
Estos son los hechos. A partir de aquí, mi opinión. No soy
idiota (aunque a veces lo piense por cosas que no están relacionadas con esto).
Sabía desde el primer día, al igual que Víctor, que, incluso con una edición
inteligente que permitiese emitir imágenes de Formula 1 sin mostrar ningún
logotipo identificativo (sin recurrir a los sobados y cutres efectos de espejo y
marco), la FOM
podría acabar tirando abajo el video. Y, aunque no esperaba que sus largos
tentáculos llegasen también hacia videos sin publicar, no me sorprende del
todo; encaja perfectamente en su actitud hacia todo lo relacionado con la Fórmula 1 que no cuenta
con su aprobación ni pasa por su filtro. Un filtro que, como todo lo que tiene
que ver con la Fórmula
1 e Internet, se quedó atascado en la época del router dial-up.
LA CESÁREA
Resulta incomprensible como, en pleno siglo XXI, una época en la que la categoría ha perdido popularidad y exposición por los cambios
en los hábitos de consumo y por una cierta pérdida de espectacularidad, la Fórmula 1 siga impidiendo que los aficionados, los encargados principales de que el circo siga de gira (por mucho que los paises del Golfo Pérsico y las marcas
involucradas quieran hacer creer lo contrario), puedan compartir su afición con
otros, e influir en que otros se aficionen también. ¿Para qué? Mejor recluir
todo el contenido a los canales de pago a nivel mundial, a una web cuyo
diseño y funcionalidad es de risa en comparación con el de otras disciplinas, y a una
cuenta de Twitter que hasta principios de 2015 sólo funcionaba como un bot que
suministraba obsoletos calendarios.
Otras categorías principales, mientras, han aprendido a
abrazar Internet, y a crecer junto a él. El DTM, una categoría que vende sus derechos
globalmente, se emite íntegramente en YouTube en alta definición, en inglés y
alemán. La Fórmula E
hace lo propio con los países que no la retransmite, y ha potenciado el uso de
las redes sociales hacia nuevos límites de integración (aunque se esté más o
menos de acuerdo con el FanBoost). La IndyCar sube al completo sus carreras la misma
semana en su canal de YouTube, amén de carreras históricas de forma ocasional, y al igual que la NASCAR , permite que los
usuarios suban carreras antiguas sin miedo a un strike…
Como vemos, el problema no es ni mucho menos de YouTube. El problema principal es que la Fórmula 1 no ve a Internet
como un aliado, como una herramienta útil, como un medio esencial para
prolongar y mantener su posición. Lo ve como un enemigo al que hay que hacer frente, como un incordio moderno, como el pirata que viene a robar sus
millones y destruir su deporte. Una postura totalmente hipócrita respecto a su pretendida
apertura en redes sociales, un equivalente de hablar mal a las espaldas de
alguien. La llegada de Liberty Media no cambiará eso, no a corto plazo. Poco se les puede discutir su efectividad a la hora de generar beneficios, pero estoy bastante convencido de que un mayor aperturismo no arruinaría a nadie.
Y lo peor de todo es que, como desconocen Internet, no saben diferenciar. Da absolutamente
igual que el documental “España en la Fórmula 1” no reporte un solo euro a su creador, quien
conscientemente ha renunciado a ello. “No, no puede llevar a cabo una labor
que nosotros somos incapaces de hacer con todos los medios que tenemos a
nuestra disposición”. Mientras, cualquiera puede emplear tres
segundos en encontrar carreras completas de Fórmula 1 en YouTube utilizando el
truco del marquito. Algo absolutamente fabuloso, de no
ser porque esos vídeos si que están monetizados y dando beneficios a personas que apenas invirtieron 10 minutos en procesar dichos vídeos
No os preocupéis, FOM. A pesar de vosotros, el documental se
publicará, os guste o no. Aunque haya que hacerlo en un servidor alojado en las
Islas Vírgenes Británicas, se subirá, y la gente podrá verlo. Porque no tenéis
derecho a impedir que el trabajo de 6 meses vea la luz. Porque no tenéis
derecho a que un acto libre de toda retribución y amparado por la ley que
vosotros utilizáis en contra de Internet sea bloqueado. No habéis entendido
nada. Este artículo, y el documental en sí, no son más que dos gotas de agua en
una presa a medio llenar. Pero pronto empezará a llover.