jueves, 20 de octubre de 2016

FOM, no has entendido nada



Allá por un 14 de abril, Víctor Abad, más conocido por su canal de YouTube F1InfoYT, por el que ha recibido el apodo de Efeuno, me contactó. Anteriormente yo había colaborado con él en una especie de podcast que emitió en su canal pero, en esta ocasión, el asunto de su mensaje era muy diferente. Víctor, cuyo canal es un compendio de vídeos informativos y humorísticos, había tomado la decisión de realizar y publicar en su canal un documental que recogiese todas las aportaciones que España había realizado a la Fórmula 1 a lo largo de la historia del campeonato. Sabedor de mi pasión por la Fórmula 1 histórica, Víctor me comentó la idea que había tenido para conocer mi opinión.

Mentiría si dijera que no fui escéptico al principio. Aunque Víctor tiene un talento innegable a la hora de hacer vídeos, meterse en semejante empresa era un percal de cuidado. No solo había que recopilar información en grandes cantidades para poder contrastar el contenido, si no que el material audiovisual y la edición necesarias no eran moco de pavo. También hay que decirlo: quizá su concepto inicial era un pelín demasiado ambicioso en sus objetivos finales, o al menos así lo vi, y éramos consciente de que las imágenes de FOM en YouTube son un asunto peliagudo... Pero la idea era fabulosa. No recordaba haber leído ni visto un proyecto similar, y si quedaba bien, podía suponer un archivo de gran valor didáctico e informativo para quienes desconocieran la labor de nuestro país en la Fórmula 1 antes de 2003. Y lo más importante: el proyecto no tendría ningún tipo de monetización activada: sería literalmente por amor al arte. Con todo ello en mente, le animé a desarrollarlo.

LA GESTACIÓN


Durante el primer mes y medio, ejercí una labor de consultor. Mientras Víctor recababa la información por su cuenta y redactaba un primer borrador de guión, me iba pasando algunos fragmentos. Avanzó a buen nivel, y ya había llegado a los 90 en mayo. A principios de junio, surgió la oportunidad de trabajar de forma conjunta en el guión, vía Skype, en lo que en principio era una labor de pura revisión gramatical y estilística, procurando añadir cosas interesantes o relevantes que se hubiesen obviado. Al final, el guión fue remodelado y parcialmente reestructurado, en gran parte, para favorecer al producto final, siempre usando como referencia el texto base de Víctor y con su total aprobación.

Incluso con la llegada de los siempre complicados meses de verano, en los que el tiempo libre se emplea en actividades más orientadas a la recreación, la cosa fue viento en popa, no sin atravesar algunos bloqueos en forma de contraste de la información (que, en casos como el de Jarama 1970 o Jerez 1997, podía llevar horas) o formas de introducir hechos relevantes sin hacerlo demasiado pesado para el espectador. Tras descartar la idea de las entrevistas por falta de medios y afrontar una amplia labor de adelgazamiento del denso bloque de los años 2000, el trabajo de guión concluyó a mediados de agosto, cuando inicialmente Víctor pensaba lanzar el documental en julio. Obviamente, allá por abril no sabía a qué se enfrentaba. 

Mi labor concluyó aquí. A partir de ese momento, era el mencionado YouTuber quien debía continuar la ya iniciada y ardua labor de descargar, descargar y descargar, para después editar, editar y editar. Las tres primeras décadas eran difíciles por escasez de imágenes; las tres siguientes, por exceso. El producto, aún así, fue tomando forma. Los primeros avances eran muy prometedores, y la premiére privada de la primera media hora, a finales de julio, había levantado unas opiniones increíblemente positivas entre el selecto grupo de personas, entre el que se encontraban profesionales del motor y personas con conocimientos de la época, que pudieron verla. No es para menos: el trabajo de Víctor con la edición ha sido descomunal. Planos escogidos con gusto, imágenes y vídeos muy ilustrativos, algunos de ellos bastante raros de encontrar, un metraje cuidado y una selección musical a la altura dentro de las limitaciones por derechos, aunque le llevase horas de búsqueda entre las bibliotecas musicales a su disposición.

Curiosamente, el mayor obstáculo de todos fue encontrar unas imágenes de 2012; en concreto, videos en pista de Pedro Martínez de la Rosa en su andadura en HRT, gracias a la política de la FOM de enfocar a los equipos de la parte baja cada vez que pasa el cometa Halley. Una semana de búsqueda y descargas para apenas un minuto de video. El 9 de octubre, el video quedó terminado, a falta de pequeños detalles técnicos. Víctor lo tenía todo pensado: premiere final el martes 11 y publicación el viernes 14 a las 19:00, justo seis meses después de que surgiese la idea. De nuevo, la opinión del reducido grupo que pudo ver el trabajo final fue unánime. Resulta muy poco humilde que yo diga algo así de un proyecto en el que he participado, pero tenía la impresión de estar ante una obra imprescindible para cualquier fan de la Fórmula 1. Quedaba poco para que el gran proyecto viera la luz...

EL 'ABORTO'


Pero con la iglesia hemos topao. En este caso, la FOM, el órgano encargado de controlar todos los derechos audiovisuales de la Fórmula 1 en todos los campos imaginables. A pesar de que el video había sido publicado en privado, y de que absolutamente nadie más que los que tenían el link podían verlo, este organismo remarcó varios tramos del video y lo bloqueó. Dichos tramos no tenían nada de especial que los diferenciase del resto del documental, podrían haber marcado otros perfectamente, pero fueron esos. Y fuimos conscientes del problema. A pesar de que al principio del documental queda totalmente claro que es una labor sin ánimo de lucro, cuyo uso está amparado en las leyes del copyright, YouTube ejerció de brazo ejecutor sobre algo que apenas estuvo subido unas tres horas. No había nada que hacer al respecto.

Se valoraron otras opciones, pero todas fueron en vano. A pesar de los eternos tiempos de subida, ninguna web de alojamiento de video ofrece las facilidades a la hora de subir un video de hora y media que da YouTube, en especial en lo que se refiere al procesamiento del mismo, y las que sí lo permiten hacían imposible poder comprobar la opinión y el ‘feedback’ de quienes lo viesen. Callejón sin salida: la publicación del documental fue retrasada ‘sine die’, y así permanece a día de hoy. Por suerte, surgieron opciones alternativas, aunque mucho menos inmediatas, en las que se sigue trabajando para poder ofrecer el documental públicamente, y se espera que, en menos de un mes, se pueda distribuir públicamente.

Estos son los hechos. A partir de aquí, mi opinión. No soy idiota (aunque a veces lo piense por cosas que no están relacionadas con esto). Sabía desde el primer día, al igual que Víctor, que, incluso con una edición inteligente que permitiese emitir imágenes de Formula 1 sin mostrar ningún logotipo identificativo (sin recurrir a los sobados y cutres efectos de espejo y marco), la FOM podría acabar tirando abajo el video. Y, aunque no esperaba que sus largos tentáculos llegasen también hacia videos sin publicar, no me sorprende del todo; encaja perfectamente en su actitud hacia todo lo relacionado con la Fórmula 1 que no cuenta con su aprobación ni pasa por su filtro. Un filtro que, como todo lo que tiene que ver con la Fórmula 1 e Internet, se quedó atascado en la época del router dial-up.

LA CESÁREA


Resulta incomprensible como, en pleno siglo XXI, una época en la que la categoría ha perdido popularidad y exposición por los cambios en los hábitos de consumo y por una cierta pérdida de espectacularidad, la Fórmula 1 siga impidiendo que los aficionados, los encargados principales de que el circo siga de gira (por mucho que los paises del Golfo Pérsico y las marcas involucradas quieran hacer creer lo contrario), puedan compartir su afición con otros, e influir en que otros se aficionen también. ¿Para qué? Mejor recluir todo el contenido a los canales de pago a nivel mundial, a una web cuyo diseño y funcionalidad es de risa en comparación con el de otras disciplinas, y a una cuenta de Twitter que hasta principios de 2015 sólo funcionaba como un bot que suministraba obsoletos calendarios.

Otras categorías principales, mientras, han aprendido a abrazar Internet, y a crecer junto a él. El DTM, una categoría que vende sus derechos globalmente, se emite íntegramente en YouTube en alta definición, en inglés y alemán. La Fórmula E hace lo propio con los países que no la retransmite, y ha potenciado el uso de las redes sociales hacia nuevos límites de integración (aunque se esté más o menos de acuerdo con el FanBoost). La IndyCar sube al completo sus carreras la misma semana en su canal de YouTube, amén de carreras históricas de forma ocasional, y al igual que la NASCAR, permite que los usuarios suban carreras antiguas sin miedo a un strike…

Como vemos, el problema no es ni mucho menos de YouTube. El problema principal es que la Fórmula 1 no ve a Internet como un aliado, como una herramienta útil, como un medio esencial para prolongar y mantener su posición. Lo ve como un enemigo al que hay que hacer frente, como un incordio moderno, como el pirata que viene a robar sus millones y destruir su deporte. Una postura totalmente hipócrita respecto a su pretendida apertura en redes sociales, un equivalente de hablar mal a las espaldas de alguien. La llegada de Liberty Media no cambiará eso, no a corto plazo. Poco se les puede discutir su efectividad a la hora de generar beneficios, pero estoy bastante convencido de que un mayor aperturismo no arruinaría a nadie.

Y lo peor de todo es que, como desconocen Internet, no saben diferenciar. Da absolutamente igual que el documental “España en la Fórmula 1” no reporte un solo euro a su creador, quien conscientemente ha renunciado a ello. “No, no puede llevar a cabo una labor que nosotros somos incapaces de hacer con todos los medios que tenemos a nuestra disposición”. Mientras, cualquiera puede emplear tres segundos en encontrar carreras completas de Fórmula 1 en YouTube utilizando el truco del marquito. Algo absolutamente fabuloso, de no ser porque esos vídeos si que están monetizados y dando beneficios a personas que apenas invirtieron 10 minutos en procesar dichos vídeos

No os preocupéis, FOM. A pesar de vosotros, el documental se publicará, os guste o no. Aunque haya que hacerlo en un servidor alojado en las Islas Vírgenes Británicas, se subirá, y la gente podrá verlo. Porque no tenéis derecho a impedir que el trabajo de 6 meses vea la luz. Porque no tenéis derecho a que un acto libre de toda retribución y amparado por la ley que vosotros utilizáis en contra de Internet sea bloqueado. No habéis entendido nada. Este artículo, y el documental en sí, no son más que dos gotas de agua en una presa a medio llenar. Pero pronto empezará a llover.